ABORDAMOS EL EFECTO PIRAMIDAL,LA ARQUEOLOGÍA,ASTROLOGÍA, MEDICINAS DIFERENTES, LA ANTROPOLOGÍA, LA BIOLOGÍA, LA FÍSICA Y LA FILOSOFÍA. UN ESCENARIO HOLÍSTICO PARA DETRACTORES Y ERUDITOS.
viernes, 26 de diciembre de 2008
CUBA: La fotografía Kirlian y la Radiestesia
Revelaciones de un científico cubano sobre la radiestesia pudiera ser el titulo de ésta entrevista que finalmente se convirtió en un testimonio inédito que da respuesta a diversas interrogantes sobre la bionergía, la Bioelectrografía y otros temas poco difundidos y maltratados a diferentes niveles por la sociedad cubana y del mundo. Al ingeniero Pablo Sierra Figueredo lo conocí inicialmente de forma virtual, luego por teléfono sostuve una amena charla que sobró para percatarme que un científico de altos vuelos profesionales fruto de la paciente investigación defendía con vehemencia la radiestesia.Me habló con humildad, con esa virtud de los genios nacidos en los palmares y en los montes de nuestra isla:solo entonces le pedí que me hablara de sus inicios en la radiestesia, acerca de la relación de esta con la biolectricidad, por donde anda el conocimiento de este fenómeno en Cuba. Le confesé lo importante de hablar con el pionero de la fotografía Kirlian.
Antes de terminar la conversación le pedí además que me dijera todo lo que sintiera deseo de divulgar y expresar sobre la radiestesia, nuestro sitio y su opinión de los trabajos publicados en nuestra blog personal. El ingeniero Pablo Sierra Figueredo del Instituto de Geofísica y Astronomía, AMA del CITMA al que llegué gracias a mi amigo Lufriu no me dio una entrevista: ofreció "un testimonio salido del corazón" (otro buen titulo)como regalo de nuevo año de la ciencia cubana que revela aspectos desconocidos para mucha gente de este mundo y que da la medida que no hay ni hombres ni pueblos pequeños.
"Para comenzar, te diré que leí con detenimiento todo el contenido del Portal del sitio que me enviaste. Me parece muy bueno y sobre todo el reconocimiento que haces ahí a mi buen amigo y hermano Juan Pablo, quien ha dedicado gran parte de su vida y energía a la aplicación de la Radiestesia, entre otras técnicas, para el bien humano y es una persona muy humilde, sencillo y poco reconocido, lo cual es lamentable. Lo conozco desde mis inicios en estos trajines y trabamos una gran amistad de hermanos, en fin, te felicito por poner esa información de él ahí, aunque se merece muchísimo más, a mi modo de ver.
La entrevista a Lufriu muy buena y con un gran contenido. A la Dra. De Boyeros y a Benigno no los conozco, pero veo que han realizado una meritoria y extensa obra. En fin, te felicito por esto que estás haciendo por la Radiestesia en Cuba y que era hora de que alguien de tu profesión le pusiera ganas al asunto pues creo que se está desaprovechando un gran potencial y aunque se dice que Cuba está a la vanguardia en la Radiestesia, pero realmente no hay una real voluntad de que se generalice más su aplicación en todo lo que sea posible, y es verdad también que en el ámbito de la medicina militar esto ha tomado más auge y se ha propiciado en general el uso de la MTA.
Obviamente, todo lo que te mencione es desde una posición puramente científica pues eso soy, aunque no de plantilla, pero es una premisa importante y siempre trato de acogerme al método científico. Y también a mi modo de ver, el que alguna práctica empírica no esté basada en las leyes reconocidas de las ciencias establecidas, o que dichas leyes actuales no sean capaces de explicar algún fenómeno, no es motivo para catalogar dichas prácticas y fenómenos como “pseudociencia”, brujería o chamanismo. Es claro que hay que investigar aplicando los métodos científicos, que son muy precisos, pero como tu mismo refieres, la brújula se estuvo utilizando empíricamente con total ignorancia de las leyes que siglos después lograron explicar el porqué la aguja siempre señalaba al Norte. En fin, con este pequeño párrafo sólo quería presentarme, identificarme, ya que como tu debes saber, hay mucho de todo en el camino y no me gusta que se critique a ultranza a la Radiestesia y la Bioenergía, como que tampoco se sobredimensionen sus posibilidades como panacea, eso perjudica mucho, ya que ambas cosas lo único que logran es retrasar la aceptación que poco a poco debe ir teniendo todo esto en los medios académicos tanto de Cuba como del resto del mundo. Generalmente el empirismo va delante de las leyes que más tarde explican los fenómenos, sólo que hay quienes esperan pacientemente por dichas leyes para lanzarse en la investigación de los mismos, otros, sin temor a las críticas y al hostigamiento de aquellos, se arriesgan sin miedo a equivocarse en esa búsqueda y por esto creo que son realmente los buenos científicos, los que no temen acercarse a la frontera, en definitiva, alguien debe y tiene que hacerlo, así siempre ha ocurrido en la historia del hombre.
El segundo punto, donde me calificas de pionero de la Bioelectrografía (fotografía Kirlian) en Cuba, te podría aquí escribir mucho, pero trataré de resumirte lo más posible. Para serte franco, creo que ese calificativo no puedo rechazarlo pues creo que así es en cuanto a que las primeras imágenes obtenidas en nuestro país las logré yo, y digo que creo pues no he conocido más ninguna ni anterior ni posterior, a no ser las tomadas actualmente con la técnica rusa de GDV, pero bueno, ya eso ha sido con tecnología de punta importada en los últimos dos años. Yo comencé hace unos 20 años.
Sólo te diré, como antecedente, que siempre me inquietó mucho, desde mi etapa de estudiante, el fenómeno del magnetismo, el electromagnetismo y los fenómenos mentales (por llamarle de alguna forma genérica), al punto que aún siendo muy joven, formé parte del primer grupo que integró la Sociedad Cubana de Hipnosis, todo lo cual me sirvió mucho para aprender a comprender mejor los fenómenos de la mente y a tener un mejor control de la misma, aprender la relajación, la meditación, en fin, estados mentales muy importantes y necesarios que después me facilitaron “descubrir” la Radiestesia como fenómeno, así como su práctica.
Para mí el descubrimiento de que la Radiestesia funcionaba me llenó de júbilo, pero a la vez me planteó muchas interrogantes que me llevaron a indagar sobre algo que constituye, a mi modo de ver, la base de todo esto, que es lo conocido en la antigüedad como “aura”, pero que ahora denominamos como “Campo Bioenergético” (que puede ser el humano o de animales o plantas) y que no es más que el volumen físico que rodea a todo ser vivo y que contiene información y propiedades acerca del estado del mismo, parámetro que por lo demás están en continuo cambio. Dicho campo está “lleno” de información, de naturaleza térmica, magnética, eléctrica (estática y dinámica), iónica, entre otras muchas posibles y que en dependencia de la distancia a la superficie sólida del objeto vivo, esa información puede ser cuantitativa y cualitativamente diferente y que al parecer, al igual que todos los campos físicos conocidos, sus parámetros decrecen, siguiendo alguna ley, con la distancia. No me gusta hablar de “energía”, sino más bien “información”.
De modo que bajo estas circunstancias y conociendo los redescubrimientos del Ing. S. Kirlian y su esposa en Krasnodar, y que fueron conocidos ya tardíamente en “occidente”, me propuse construir una “Cámara Kirlian” criolla para hacer mis propias fotografías y mostrar que aquí también podíamos fabricar dichos instrumentos e investigar en este sentido. Aunque no me resultó fácil lograr la primera bioelectrografía de una hoja de Mar Pacífico, si me costó muchas horas de trabajo la puesta a punto de mi primer equipo de bioelectrografía. Ya a partir de las primeras imágenes no pude detenerme y pronto ya tuve en mis manos 3 ó cuatro equipos mejorados y nuevas imágenes de hojas de plantas, de la palma de la mano, dedos, muestras líquidas, entre otras muchas.
Debo agregar que mis equipos y sus resultados fueron presentados reiteradas veces en los Forum de Ciencia y Técnica de mi Instituto, municipio y provincialmente, también fueron presentados en diferentes eventos científicos de la Física Médica y de la Medicina Natural y Tradicional, de modo que todo lo que fui logrando lo di a conocer en los medios que yo consideraba sería tenido en cuenta para su posible generalización y aplicación, lo cual lamentablemente nunca ocurrió. Mi interés por la bioelectrografía consiste en que es una manera de mostrar objetivamente esto que llamamos campo bioenergético en su nivel más pegado al objeto sólido y la forma en que el mismo refleja los diferentes estados del objeto vivo (las patologías por ejemplo).
Actualmente se lleva a cabo en muchos países numerosas investigaciones básicas y clínicas dirigidas a confirmar resultados preliminares ya obtenidos y profundizando en los mismos pero utilizando ya una tecnología computarizada de punta que permite realizar diagnósticos en cuanto al “estado bionenergético” del sujeto, ente otras muchas aplicaciones. Contamos con la bibliografía que muestra lo que estamos manifestando.
Como te darás cuenta, mi interés por la “Kirlionica” vino dado por las interrogantes que me planteaba la Radiestesia, en particular la aplicada al diagnóstico médico como tal, ya que mis primeras experiencias fueron en este campo al recibir los primeros conocimientos (hace unos 20 años) y adiestramiento de manos del Dr. Lovachevski, del Instituto IZMIRAN, de Moscú, científico soviético que viajó a Cuba y trajo entre uno de sus objetivos enseñar Radiestesia en mi centro de trabajo, que es un instituto de investigaciones solares y geofísicas. El nos enseñó el concepto de Campo Bioenergético y la forma de “medirlo” con la utilización de esta técnica milenaria. A su interés por enseñarnos respondimos unos pocos compañeros que posteriormente continuamos practicándola y realizando nuestros primeros trabajos cuyos resultados presentamos en el Primer (y único) Congreso Internacional de Parapsicología, celebrado en el año 1992 en el Palacio de las Convenciones de La Habana.
Las enseñanzas del Dr. Lovachevski se concretaron al uso de las varillas en U, el estuvo realmente muy poco tiempo entre nosotros, solamente nos pudo ofrecer los elementos básicos, que fueron suficientes para que continuáramos adiestrándonos y ganando en habilidades en cuanto al manejo de las varillas. Obviamente, al descubrir las bondades que ofrecía esta técnica y documentarnos con la literatura existente, fuimos ganando en conocimientos y en experiencia, de modo que tuvimos varios años de intenso trabajo que nos fue vinculando con diferentes personas y grupos que también venían practicando la Radiestesia en diversos campos, entre los cuales descubrimos a L. Lufriu, y a Juan Pablo, con quienes desde el principio intercambiamos información y conocimientos.
También asistimos a conferencias, seminarios y cursos que vinieron a impartir en el país (en centros de Salud y científicos) algunos colegas extranjeros en temáticas de Radiestesia, Quinesiología, Homeopatía y otras técnicas que utilizan la Radiestesia como herramienta imprescindible. En este ínterin aprendimos también a utilizar el péndulo como indicador de la respuesta radiestésica. Fue una etapa muy importante e intensa ya que nos obligó a documentarnos y buscar mucha información histórica y actualizada al respecto, lo que obviamente era necesario para comprender mejor las técnicas en que estábamos experimentando y su posible alcance práctico.
Mi incursión en el diagnóstico médico con la utilización de la Radiestesia ha sido, a pesar de todo esto, muy limitada ya que por no ser médico ni paramédico, no he querido violar normas éticas elementales, por lo cual solamente lo he practicado en círculos muy limitados y siempre recomendando, a quienes he realizado diagnóstico, que asistan a un facultativo de la especialidad requerida, pero sí me siento capacitado para realizar dichos diagnósticos.
Mi criterio es que la Radiestesia bien practicada, en manos de un facultativo médico, es una magnífica herramienta que permite al mismo obtener, de forma rápida y no invasiva, un diagnóstico alternativo de gran utilidad y que cuando menos, le permite al médico orientar más correctamente las indicaciones al paciente en cuanto a pruebas y exploraciones que debe realizarse de inmediato, constituyendo su práctica sistemática un garante de incremento de habilidades y experiencias que en pocos años le permitirán obtener diagnósticos certeros con mayor probabilidad de éxito.
Otra importantísima aplicación de los conocimientos de radiestesia es la preventiva, la que permite, de forma muy económica y relativamente fácil, determinar la “calidad” del hábitat en que vivimos o trabajamos, estas prácticas conocidas como Geobiología y cuyo nombre explica muy bien de qué se trata y que es la relación de la Vida con las condiciones en que esta se desenvuelve (ambiente cosmotelúrico).
En este sentido también he adquirido alguna experiencia y lo he enseñado a quienes han recurrido a mí interesándose por estas prácticas. Considero que generalizar responsablemente estas enseñanzas y aplicarlas de manera masiva, redundaría enormemente en la mejor calidad de vida de personas, animales y plantas y obviamente por el mejoramiento humano en general al comprender mejor estos fenómenos y por sus resultados ser aceptado.
La Radiestesia, sea esta aplicada en geología, hidrografía, diagnostico médico o ambiental, e incluso en otros campos, va dirigida a mejorar la calidad de vida y bienestar humano, y todo aquel que la practique debe estar consciente de que está trabajando con lo más sutil del mundo vivo e inanimado y que por tanto debe hacerlo con una ética estricta en cuanto al uso que haga de ella. No comparto la idea de que existen diferentes radiestesias (médica, física, psíquica…..). Siempre los humanos tendemos a fragmentar los conocimientos disciplinarios, tal como se hizo con la medicina como disciplina (anatomía, fisiología, endocrinología…..) ¿Qué pasó? por dividirla en especialidades, para su estudio académico, terminó haciéndola poco eficiente al tratar aisladamente las patologías por órganos o grupos de ellos, olvidando que en el organismo todo está vinculado y muchas veces, por esta razón, se tratan a los síntomas y no al enfermo como tal.
Pienso que la Radiestesia no es más que nuestra sensibilidad para captar el mar de información que nos rodea, sea esta proveniente de las rocas, el agua, los campos físicos o los campos bioenergéticos de los objetos vivos. La facultad del sentido de la vista comprende todo el diapasón visible del espectro electromagnético, es lo mismo ver en la banda del rojo que del violeta o el verde, en cuanto al fenómeno como tal, una no es vista roja y la otra violeta... (El término “radiaciones” suele ser impreciso para algunas personas, una cosa son las “ondas electromagnéticas” (combinación indestructible entre oscilaciones del campo magnético y del campo eléctrico), todo campo magnético variable, cualquiera que sea su frecuencia, genera un campo eléctrico variable y viceversa y que siempre se propaga a velocidad de la luz cumpliendo con las leyes de Maxwel y con la teoría cuántica de la materia “onda-partícula” para los efecto de la interacción de que se trate y otra cosa es el bombardeo de “partículas” cósmicas, que no son ondas como tales, a no ser la radiación gamma. Debo aclarar que como producto de tales interacciones sí generalmente se genera la emisión de fotones de diferentes niveles de energía y que cumplen con las leyes muy bien definidas de la Física Nuclear en cuanto al intercambio de energía de las mismas con el medio con el cual interaccionen. Me he encontrado muchas veces, que algunos autores, al querer explicar estos fenómenos de la Radiestesia, hacen un uso algo impreciso de estos términos. Pero bien, esto en nada cambia el fenómeno como tal, aunque es bueno que el lenguaje sea correctamente utilizado ya que estamos optando por ser aceptados por la ciencia.
Sólo que somos capaces de “sintonizar” con aquella información que queremos percibir en un momento dado, al igual que lo hacemos técnicamente al utilizar un radiorreceptor cuya antena está inmersa en un océano de señales de todo el espectro electromagnético, pero que su sistema de sintonía “resuena” (selecciona) con la que queremos escuchar. Lo demás ya consiste en la convención mental que establezcamos en cuanto a cómo esperamos que “reaccione” la varilla o el péndulo al encontrar lo que buscamos, si cerrarse o abrirse la varilla o girar el péndulo en un sentido o en el otro, en fin, ya esto es la “técnica” o el arte de la Radiestesia como tal y que será más efectivo cuanto más habilidades desarrollemos al igual que ocurre en el adiestramiento de nuestros sentidos clásicos y también depende de la sensibilidad propia de cada individuo. Un catador de vinos, por ejemplo, en la medida que cata más variedad de vinos durante muchos años, logra mayores y mejores aciertos, sin embargo hay virtuosos en este oficio, otros no lo son.
La interacción y comunicación entre nuestros hemisferios cerebrales se ocupa del resto de forma totalmente autónoma, provocando las contracciones musculares del brazo, antebrazo y manos para que ocurra el movimiento del indicador (varilla o péndulo) al ser percibido por nuestro cuerpo o una parte del mismo, la señal o indicio de lo que estamos buscando específicamente. El proceso final es neuromuscular, con el consecuente movimiento del indicador sujeto en nuestras manos. De lo contrario, pruébese a poner dos varillas en las manos de alguien que no conoce nada de Radiestesia y pídale que camine en línea recta con las varillas puestas adecuadamente y verá qué ocurre. Yo considero que si fuera un proceso meramente físico, no había que aprender nada ni practicar ni adquirir destrezas, las varillas y péndulo indicarían de todas formas. Pero además ¿qué indicarían? Debajo de nuestros pies siempre hay algo que pudiera provocar la deflexión del indicador, vg.: agua, rocas, cavernas, minerales,…..
Considero que la Radiestesia se basa, en gran medida, en los fenómenos bioeléctricos que ocurren en los organismos vivos como reacción o respuesta a estímulos externos o internos (físicos o mentales….que no dejan de ser físicos). La bioelectricidad es un fenómeno conocido y estudiado desde hace mucho tiempo, sin embargo tiene aún muchas interrogantes que se presentan actualmente relacionadas con estos fenómenos que nos ocupan y que al parecer los nuevos conocimientos en este campo darán al fin la posibilidad de explicar esto tan sencillo y que ahora nos parece tan complicado por no conocer las leyes que lo rigen.
Creo que los especialistas de la Bioingeniería pudieran mucho mejor que yo, abordar profundamente este aspecto. Al igual que todos nuestros sentidos, pienso que para los sensores que hacen posible el fenómeno radiestésico, existe una propiedad fundamental, sin la cual no fuera posible vivir y es su selectividad, esto es, que son capaces de extraer o filtrar de un “mar” de ruido, la señal que estamos buscando. Por ejemplo nuestro sentido auditivo, podemos estar en un lugar sumamente ruidoso, sin embargo podemos discriminar alguna frecuencia o fuente específica, con el sentido de la vista ocurre lo mismo.
Si en todo momento estuviéramos conscientes de todo el ruido que captan nuestros sentidos, sucumbiríamos en muy poco tiempo, nuestro cerebro se agobiaría rápidamente. Esta experiencia, con idéntico sentido, la podemos encontrar y comparar con la Radioastronomía, logrando con los radiotelescopios, identificar fuentes estelares cuya emisión en ondas de radio son millones de veces más débiles que el ruido ambiental y el ruido propio de los receptores, y todo esto gracias al filtrado, la selectividad y la sintonía correctas de los circuitos electrónicos. Como es conocido, en Cuba la Radiestesia, como técnica empírica, se viene practicando desde hace mucho tiempo, sobre todo en la búsqueda de “manantiales” y creo que a lo largo de todo el país es conocida su práctica, sobre todo en los campos.
En las últimas décadas se ha incrementado notablemente el número de personas interesadas en practicarla y aplicarla en numerosas disciplinas, se han impartido numerosos cursos, seminarios y charlas por parte de especialistas cubanos y extranjeros que nos han visitado. Han aparecido y desaparecido también organizaciones que agrupan o tratan de agrupar a los practicantes de la Radiestesia, sin embargo existe aún, a mi modo de ver, un desconocimiento bastante generalizado en cuanto a lo que realmente se está haciendo, lo cual lo atribuyo, en parte, a lo controvertido de estas prácticas y las críticas que se reciben de los medios académicos, quienes quizás por no probar a practicarla, la ignoran y critican sin fundamentos, lo cual es muy lamentable. Lo otro es la poca difusión que se da a los trabajos realizados en diferentes campos, aunque es cierto que en los medios, tanto escritos como de radio, en los últimos tiempos se viene dedicando algunos espacios al tema. Por lo que conozco,
Cuba sí está, al parecer, entre los países en que se practica Radiestesia con mayor seriedad y en busca de sus más generalizadas aplicaciones e insistiendo también la forma de que sea aceptada en los medios científicos. Es una tarea algo difícil por cuanto sus principios básicos aún se encuentran en la frontera del conocimiento científico y debe romper, junto con otros temas de la llamada Bioenergía, con paradigmas muy afianzados. Considero que la crisis de conocimiento en que se encuentra la Ciencia concluirá cuando se logre dar explicación científica a estos fenómenos, lo cual obviamente no ocurrirá a partir de los viejos conceptos newtonianos-cartesianos".
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ALGUNOS COMENTARIOS SOBRE
BIOENERGIA
Ing. Pablo Sierra Figueredo, 1999.
sierra@iga.cu
El concepto de Bioenergía, si bien es reciente, ya siglos o quizás milenios atrás se intuía y se hablaba de este, como de un cierto fluido, aura, o magnetismo animal (según Mesmer), otros, posteriormente, lo llamaron “fuerza ódica” o bien “orgona”, sin olvidar el “prana” (en la India) o el Chi (en China).
En casi todos los casos venía asociado a concepciones esotéricas u ocultistas de carácter místico.
Podemos hacernos las siguientes preguntas: ¿Porqué, en diferentes culturas, separadas en el espacio y el tiempo, surgían estas mismas o semejantes ideas en la mente de los hombres? ¿Se debía a la imaginación, la intuición o al puro razonamiento?
Estas preguntas nos conducen, necesariamente, al análisis de problemas que, bien concluyen en la especulación (en su mejor sentido), o en “hipótesis de trabajo”, que nos permitan continuar la búsqueda de leyes o modelos, que al menos en parte, expliquen los resultados empíricos, espontáneos o de carácter experimental, que aunque en ocasiones son anecdóticos, en otros son el producto de rigurosa metodología científica. Tanto en uno como en el otro caso, debemos adoptar una posición científica de tipo centrista y de mente abierta para“...no tirar por la ventana a la verdad junto con los errores”, como bien expresara el insigne pensador y poeta hindú R. Tagore.
Consideramos que no debemos hablar genéricamente de “Bioenergía” o “Biocampo” sin al menos referirnos brevemente a algunos de los campos físicos, reconocidos por la ciencia, que están asociados a todo objeto, incluyendo a los vivientes, y que de alguna manera están vinculados con la manifestación bioenergética.
1-Campo Térmico: Todo cuerpo, a no ser que esté a 0º absoluto (lo cual no se ha logrado aún en el laboratorio), tiene asociada una temperatura; a su alrededor hay un campo térmico, que “informa” acerca del estado térmico del mismo; esto no es más que la emisión electromagnética de energía en la banda del infrarrojo(IR). Técnicamente, existen instrumentos que son capaces, a distancia, en plena obscuridad, observar cualquier objeto, incluso aquellos que se encuentran en el cosmos fuera de nuestra galaxia. De tal manera, se pueden obtener imágenes de la silueta térmica del objeto. El hecho de que pueda ser observado un cuerpo y otros más “fríos” no, depende exclusivamente de la sensibilidad del instrumento, o sea, radica en un problema tecnológico. Según los biólogos, existen animales que tienen la posibilidad natural de “ver” en el infrarrojo.
Nosotros, los humanos, en el actual estadio de nuestra prolongada evolución, no estamos dotados para poder “percibir” en este diapasón, ¡quizás porque perdimos tal aptitud o porque aún no la hemos adquirido! Lo más que podemos hacer, al menos conscientemente, es “palpar”, a pequeñas distancias, bien con la palma de las manos o la piel en general, la emisión térmica de los cuerpos, ofreciendo esto una información algo vaga de cuan frío o caliente está el objeto “al alcance de la mano”
2- Campo Eléctrico: Todo cuerpo, por insignificante que sea, porta un campo eléctrico que depende, en general, de las propiedades intrínsecas del mismo, así como de las condiciones de humedad del medio circundante. Los objetos vivos tienen campos eléctricos asociados, con una configuración muy específica y con información actualizada acerca del estado de los mismos, por elementales que sean. Los embriones de todos los animales tienen asociado un campo eléctrico con una estructura determinada Hay peces y otros animales que emplean, para su supervivencia, especializados sensores de campo eléctrico para localizar las presas, a sus semejantes o a sus enemigos naturales.
3- Campo Electrostático: Es la manifestación estática de la electricidad, la cual se manifiesta esencialmente alrededor de cuerpos no conductores (dieléctricos). Con este campo físico, a pesar de conocerse sus efectos desde la antigüedad, pienso que ha sido poco estudiado. Académicamente sólo se menciona como una curiosidad, se ejemplifica con el fenómeno del peine y el pelo, la bolita de ámbar, el electroscopio o en el mejor de los casos, el funcionamiento del Generador de Van der Graaff , el cual se encuentra en casi todos los laboratorios de Física. En este campo, se manifiestan dos polaridades diferentes, la positiva y la negativa, lo cual significa que el objeto en cuestión posee un exceso o un déficit de electrones libres, respectivamente.
4- Campo Magnético: Lo encontramos rodeando a aquellos cuerpos “magnéticos”. Se descubrió desde la remota antigüedad, cuando se descubrió el mineral que poseía esas características: la magnetita. Posteriormente, H.C.Oersted (1777-1851), durante sus investigaciones, descubrió el estrecho vínculo del magnetismo con la corriente eléctrica, la cual al circular por un conductor, genera a su alrededor, un campo magnético capaz de actuar sobre una aguja imantada. De esta forma dio inicio el estudio del “electromagnetismo”.
En la Naturaleza el magnetismo se manifiesta, bien de forma estática (magnetismo intrínseco) o debido a la circulación de corrientes eléctricas- Todo campo eléctrico variable genera un campo magnético variable, y viceversa. Nuestro planeta Tierra, por ejemplo, constituye un gigantesco imán cuasipermanente de carácter intrínseco, pero además, debido a la circulación de enormes corrientes eléctricas en la ionosfera, son generados intensos campos magnéticos variables, todo lo cual está estrechamente vinculado a los procesos que ocurren en el Sol (Actividad Solar). Los materiales naturales y los creados por el hombre, en cuanto a magnetismo se refiere, se dividen en tres grandes grupos: ferromagnéticos, paramagnéticos y diamagnéticos.
Ahora bien, a nivel de los organismos vivos, encontramos también la presencia de muy débiles campos magnéticos asociados a la actividad vital en las células, los tejidos y los órganos. Tales campos, en algunos casos, han sido medidos y reportados por la literatura científica. De igual modo, ha sido demostrado, con igual carácter, la alta sensibilidad de los objetos biológicos a la presencia y variación de campos magnéticos.
5-Campo Acústico: Los cuerpos vivos poseen, en particular, un campo fónico asociado, el cual responde a su propia actividad vital. Un equipo con sensores muy sensibles es capaz de captar los ruidos internos de la respiración, el flujo sanguíneo, gases, el crujir de las articulaciones y ¡hasta los pensamientos! que se traducen inconscientemente en sutiles alteraciones de la respiración y de “imperceptibles” vibraciones de las cuerdas bucales. Los músculos, al moverse, generan ráfagas de sonidos características, las cuales pueden ser “escuchadas” con el auxilio de delicados instrumentos. Una flor que se abre o una hoja al crecer, producen ligeros sonidos que nuestros oídos no son capaces de captar (al menos de forma consciente).
Muchos autores refieren y prueban que la percepción subliminal del humano es capaz de captar muchas de estas sutiles señales acústicas, cuyos niveles de intensidad están muy por debajo de los umbrales naturales de nuestros sentidos.
Debemos razonar que la Naturaleza es sabia. Fuimos dotados de un sentido del oído capaz de captar sólo los sonidos necesarios para nuestra subsistencia. Todos aquellos que solamente constituirían ruidos y que se encontraban por debajo de ciertos niveles, no necesitábamos tenerlos siempre presentes. Viviríamos constantemente en un mundo intolerable de interferencias acústicas.
6- Campo Electro-Iónico: También conocido, sobre todo por los rusos, como Campo Bioplasmático. Constituye un tipo de “atmósfera” de iones y electrones libres de baja energía (plasma frío) que, en general, rodean a todo cuerpo. Su espesor, densidad y composición dependen también de propiedades endógenas del objeto, así como del estado del medio ambiente (temperatura, humedad y otros parámetros físicos). Este campo, al parecer también está relacionado con la secreción de microcristales a través de nuestros poros, lo cual, como cualquier otra secreción de nuestro organismo, contiene información acerca del metabolismo y el funcionamiento en general de los sistemas que componen nuestro cuerpo.
Ahora bien, la Naturaleza no entiende de clasificaciones ni de conceptos separados. Todos estos (y seguramente otros) campos coexisten armónicamente, se integran y complementan, y en lo vivo quizás ocurre un importante intercambio de información con el medio a través de estos y, a mi parecer, quizás todos estos campos, en armonía con el organismo y aún con otros campos más sutiles, constituya esto a lo cual llamamos “Campo Bioenergético”, Bioenergía o Biocampo, el cual, de forma integrada y dinámica, soporta una importante información acerca del estado funcional del organismo vivo y sus partes constituyentes.
Este, creo que es el modo menos especulativo de enfocar el problema y que puede explicar algunos de los aspectos de los fenómenos de tipo bioenergéticos.
Ahora bien, hay dos cuestiones que deseo abordar: ¿Hasta dónde se extiende en el espacio, la acción de este campo? ¿Es newtoniano?, y la otra, ¿Cómo captar, medir e identificar este campo?.
No son interrogantes fáciles de satisfacer, como no lo era hace dos siglos, el problema de la electricidad y el magnetismo. Pero bien, veamos que se puede especular, teniendo en cuenta el grado actual de conocimientos.
Para la primera interrogante, por una parte, podemos referirnos a las afirmaciones del Dr. B.M.Vladimirski acerca de la Medición de diferentes campos magnéticos de superbaja frecuencia de algunos órganos del cuerpo humano, a la distancia de 5 cm. de su superficie, por parte de diferentes autores (Reiter y Simmerman, 1978; Williamson, Kautman, 1981; Vvedenski, Uzhoguin, 1986). Este autor presenta una tabla con los valores medidos experimentalmente y reportados por diferentes investigadores.
La medición de los campos eléctricos débiles se enfrenta a dificultades mayores que las del campo magnético, por razones metodológicas, según el autor, el que además se refiere a la posibilidad de realizar técnicamente electroencefalogramas a distancia de varios centímetros de la piel, sin tocar esta con los electrodos.
De modo que, tecnológicamente es posible medir, al menos algunos parámetros del biocampo a distancias de varios centímetros, lo cual sólo quiere decir que con la sensibilidad actual de los instrumentos, se logra detectar tales campos a la distancia referida, lo que obviamente no es aún definitivo.
Queremos referirnos muy brevemente a un experimento muy novedoso, presentado por primera vez por el Dr. Buryl Payne en la revista J. of Acupuncture, y repetido posteriormente por muchos autores en todo el planeta (incluyendo el autor del presente material). Payne ideó y patentó un interesante y sencillo instrumento que permite medir, con cierta cuantificación, el Biocampo, así como su interacción con el medio electromagnético presente en el lugar de la medición. Este instrumento consiste de una estructura tipo piramidal (según el propio autor, escogió tal estructura, pero no porque tenga nada que ver con la energía piramidal), construida con varillas de cualquier material, aunque puede realizarse con otra geometría, en cuyas aristas se sitúan una serie simétrica de imanes toroidales, los cuales, al parecer, acentúan el efecto, pero no son imprescindibles. El instrumento se suspende del techo con un hilo y a modo de galvanómetro, se le sitúa un pequeño espejo que reflejará un fino has de luz que se proyecta sobre el mismo, de modo tal que al más mínimo giro del instrumento, el reflejo del haz de luz se desplazará en una pantalla o en la propia pared a cierta distancia sobre una escala graduada. Actualmente este experimento se puede simplificar sustituyendo el sistema óptico por un simple diodo laser de los que ofertan en el mercado.
Una vez en reposo el instrumento, se sitúa el sujeto debajo de este, sentado o de pie. Pasados unos instantes veremos cómo el indicador comienza a desplazarse, y lo hará hasta un ángulo determinado (diferente para cada sujeto) y en una de las dos direcciones posibles, regresando y por fin quedando estable en una posición fija. Esta posición fija y el ángulo en que giró, la tomamos como la medición específica de ese sujeto en ese momento.
Otra medición, bien a otro sujeto o al mismo, pero en otro momento, puede arrojar otro valor. Payne además logró demostrar que las mediciones de su “Metro de Biocampo” se ven perturbadas cuando hay presente una tormenta geomagnética o cuando ocurren destellos solares. Para más detalles acerca de este interesante descubrimiento, ofrecemos al final la bibliografía correspondiente.
En cuanto a las vibraciones acústicas, no tenemos referencia de la distancia a la cual se han medido los “sonidos del cuerpo”, pero si es cierto que con micrófonos supersensibles y direccionales, es posible hacer tales mediciones a ciertas distancias, dependiendo esto de las características del foco emisor, ruido de fondo, etc.
Ahora bien, en todos los casos de medición de señales, hay un parámetro de suma importancia a tener en cuenta, este es el ruido de fondo mencionado más arriba, el cual muchas veces enmascara la información de las señales cuando su intensidad es del mismo orden del ruido, lo que define per se la sensibilidad de todo instrumento de medición, incluyendo nuestros sentidos.
Los Campos hasta aquí vistos son, efectivamente, newtonianos; las leyes que los gobiernan son bien conocidas y ya no constituyen un problema novedoso para la ciencia.
No tengo referencia, sin embargo, de ningún instrumento que logre detectar de modo integral el Campo Biológico como lo hemos definido. Esto es, un equipo que detecte, identifique y obtenga información cuantitativa al acercar un sensor al cuerpo de una persona, no existe, salvo el mencionado equipo ideado por el Dr. Payne, el cual, a pesar de ser muy novedoso, sólo permite hacer un tipo de medición muy particular introduciendo la cabeza del sujeto bajo experimentación en el instrumento. Y por lo demás, desconocemos qué mide realmente.
Se emplean diferentes instrumentos que sí permiten hacer esto con algunos componentes del Campo Bioenergético, como son los mencionados más arriba, y otros, como la Cámara Kirlian y el detector de la radioemisión de microondas, que mide con gran exactitud la temperatura local en cualquier región del interior del cuerpo (temperatura de radiobrillantez), y posiblemente algunos que detectan la presencia de humanos o animal dentro de un recinto en el cual se propague constantemente un flujo de microondas formando un patrón de interferencias en el que al penetrar un cuerpo, sobre todo si contiene agua, es detectado por el equipo radioreceptor. Pero esto no es lo que pienso yo en que debe consistir un medidor de biocampo
La mencionada Cámara Kirlian, mediante la aplicación de un estímulo eléctrico de alto voltaje y alta frecuencia a un bioobjeto, logra obtener una imagen fotográfica o de vídeo del halo luminoso que se produce alrededor del mismo al ser excitado. Dicho halo, al parecer, se produce por el Efecto Corona, en cualquier tipo de objeto, sólo que en los vivos este halo se modifica constantemente producto de la actividad vital. Precisamente, la importancia de la fotografía Kirlian de objetos biológicos, radica en que mediante ella, es posible obtener información indirecta acerca del estado de estos, que en el caso humano (y también de otros animales y plantas) se traduce en la posibilidad de realizar diagnósticos clínicos de los sujetos bajo estudio. Desde luego, que tal proceder viene aparejado con el concepto de la proyección holográfica de nuestro organismo en diferentes partes del mismo, por ejemplo, la mano, de la cual se obtiene su fotografía Kirlian y con ella se puede realizar un diagnóstico del resto del cuerpo (Efecto Kirlian), según reportan diferentes autores, incluyendo su descubridor Simeón Kirlian.
Ahora bien, todo lo anterior es lo que la Ciencia ya ha aprobado como cierto y verificado al menos en parte, pero al parecer, eso no es todo, la indagación de la naturaleza de la Bioenergía sólo ha comenzado, pues existe una larga experiencia empírica que espera aún por una fundamentación, y no por eso va a dejar de ser abordada por aquellas personas que de una u otra manera sienten la necesidad de hacerlo y que se percatan de la gran utilidad teórica y práctica que ello encierra.
Dada la importancia que representa para el estudio del tema tratado, tengo necesariamente que referirme brevemente a la Técnica o Arte de la Radiestesia, ya aceptada en muchos países como método de pesquizaje en numerosas disciplinas científicas y técnicas, entre ellas, la geología, la arqueología, la hidráulica y la medicina, entre otras muchas.
La Radiestesia se define como la sensibilidad que poseen las personas (y al parecer también los animales) para detectar, directamente o con el auxilio de indicadores (péndulos y varillas), las radiaciones de la Naturaleza; entendiéndose por tales radiaciones todas aquellas que hemos definido anteriormente así como otras más sutiles que aún escapan a las posibilidades de la técnica. Se ha demostrado que la referida sensibilidad está presente en todas las personas, sólo que ésta es diferente para cada una, pudiéndonos encontrar con sujetos altamente sensibles, capaces de trabajar a “mano limpia”, y otras que, solamente con mucho esfuerzo, son capaces de obtener algunos resultados positivos.
Ha quedado demostrado que el éxito en el trabajo radiestésico depende mucho de diversos factores endógenos y exógenos, esto es, por ejemplo, el estado de ánimo del radiestesista, así como cualquier estado patológico, los cuales influyen poderosamente en los resultados. De igual manera, el estado del tiempo meteorológico y otras variables del medio ambiente, sobre todo las electromagnéticas, influyen sensiblemente. Un buen radiestesista, lo primero que hace antes de ponerse a trabajar es “indagar”si es positivo o no comenzar a hacerlo en ese momento y lugar (…aquí ahora…).
La Radiestesia viene a confirmar dos aspectos muy importantes de la Naturaleza Biológica en su estadío actual de evolución: demuestra, por una parte, que todo en la Naturaleza emite información (en forma de señales electromagnéticas o de otro tipo) específica de su presencia y de su estado, y por otra, que todo bioobjeto, y en particular el hombre, es altamente sensible a un amplio espectro de señales, tanto electromagnéticas (sobre todo a aquellas de superbaja frecuencia) como de otro tipo, no importa cuan débiles estas sean.
No nos extendemos más en hablar acerca de la Radiestesia y sus aplicaciones porque nos apartaríamos demasiado del tema; sólo queríamos introducir el concepto para poder continuar con nuestros razonamientos acerca de la Bioenergía.
En Cuba, desde hace ya algunos años y de forma independiente, algunos técnicos y profesionales, médicos y paramédicos, vienen usando estas técnicas para el diagnóstico clínico y otras aplicaciones médicas. Algunos trabajos se han presentado en eventos científicos, con mayor o menor éxito, pero algo se ha adelantado, sobre todo en la comprensión, cada vez más generalizada de la utilidad práctica de estos conocimientos. Algunos especialistas en Radiestesia y técnicas afines han impartido cursos, seminarios y conferencias a personal de la salud acerca de las posibles aplicaciones de la Radiestesia en la Medicina.
Esta técnica, usando varillas, péndulos y hasta a “mano limpia” permite efectuar, bajo ciertas condiciones y con determinadas metodologías, un diagnóstico, tanto integral como diferencial del cuerpo humano, lo cual permite al médico entrenado obtener de manera breve y sencilla, una valiosa información preliminar sobre el paciente.
Si bien el acto radiestésico es independiente del razonamiento del radiestesista, también es cierto que el bagaje de conocimientos del mismo, apoya substancialmente (a posteriori) las conclusiones a que arriba este al interpretar las respuestas obtenidas de forma subconsciente (o supraconsciente).
La medición radiestésica del campo bioenergético, como el propio autor lo ha comprobado, arroja una estructura volumétrica de forma ovular, sin embargo, determinadas personas que fueron medidas, presentaban tal estructura con pronunciadas deformaciones, e incluso tuvimos la oportunidad de medir a un sujeto (con dos métodos diferentes y a ciegas) cuyo campo no pudo ser detectado, lo cual nos resultó paradójico. En nuestras mediciones, la distancia media a que se extendía el efecto de este biocampo estaba entre los 0,6 y los 2,5 metros y sólo en casos excepcionales encontramos dimensiones mayores que esta.
Los importantes trabajos Biofísicos del Dr. Chandra Bose, de John Pirrrakos, Harold S. Burr y otros muchos, en cuanto a temas de Bioenergía, nos permiten plantear que la esencia de la Radiestesia consiste en la detección (de forma sub o supraconsciente), por parte de la sensible y entrenada naturaleza del radiestesista, de la información que porta el campo energético que rodea a todo tejido, órgano, célula, glándula y al organismo integralmente, y, a través de un mecanismo de comunicación subconsciente--consciente y posteriormente psico-motor, la respuesta, en forma de “si - no”, materializada mediante convención mental, los músculos de la mano realizan sutiles movimientos que se traducen en oscilaciones del péndulo o la varilla, que no son más que indicadores-amplificadores de dichos movimientos musculares inconscientes. Obviamente, esta respuesta también es posible detectarla midiendo con un instrumento electrónico las variaciones del biopotencial entre dos puntos de las manos o brazos.
Rechazamos, por la ausencia total de fundamento, la hipótesis de algunos autores que afirman que el péndulo o las varillas se mueven debido a fuerzas electromagnéticas generadas por los objetos de medición que actúan sobre los mismos.
Para concluir esta breve exposición acerca de los campos bioenergéticos, queremos solamente llamar la atención sobre el aspecto filosófico del problema. Ahora, finalizando este siglo y el milenio, el desarrollo de la humanidad, tanto material como espiritualmente, ha recibido, a mi parecer, un impulso insólito; están ocurriendo grandes cambios de los cuales no nos percatamos en toda su magnitud, puesto que la forma de pensar también está sufriendo grandes cambios, todos somos cada vez, más Holísticos. Los paradigmas se suceden ahora con gran rapidez, la Informática ha venido a imprimir un sabor diferente a estos grandes cambios, ha impuesto sus reglas que todos las aceptamos gustosos pues nos permiten adquirir información no sólo muy rápidamente, sino ya elaborada y adornada, lo cual sin dudas también tiene su lado negativo pues en general hace que pensemos y nos esforcemos menos.
Los nuevos conocimientos acerca del micro, Macro, megamundo hacen cambiar rápidamente la forma de pensar de las personas; las concepciones del Mundo, tan divergentes antaño entre religiosos y ateos van convergiendo. Los puntos de contacto son cada vez más numerosos, y es precisamente el mundo de la Bioenergía, aquel en el que se conciliarán definitivamente las grandes concepciones de la humanidad y ya no se hablará de materialista o idealista, religioso o ateo, porque ambas palabras perderán su sentido per se.
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