martes, 23 de junio de 2009

LA RADIESTESIA, RESPIRACIÓN Y SALUD.

Por Carlos Rafael Diéguez. B

La radiestesia es ciencia que eleva la calidad de vida de las personas al convertirlas más asertivas en el actuar cotidiano desde la nutrición hasta la creación de hábitos de descanso y esparcimiento. Con la respiración los humanos somos capaces de conectarnos con disímiles y variados entornos distantes en el tiempo y el espacio al trasmitir y recibir energías.
Respiración y pensamientos deben estar juntos para ejercer resultados positivos desde la intención de los individuos. Los pesimistas ofrecen una tenue respiración frente a la enérgica manera de inspiración de los optimistas. Los contenidos energizantes frutos del metabolismo que se produce en los pulmones propician la transmutación. La fuerza, la intensidad, la cautela y el silencio atributos de una óptima respiración son capaces de cambiar los estados de ánimos. Una respiración limpia y segura, capaz de llegar hasta los dedos de los pies disipa la duda y estimula la decisión de vivir.
La calidad del aire que respiramos tiene que ver más con el pensamiento purificador que con el entorno. Con imaginarnos las fuentes generadoras de aires puros basta para recibir dosis altamente benéficas de energías superiores a cualquier alimento ¿de qué manera?: con la meditación. Por ejemplo: podemos cerrar los ojos desarrollar un proceso de concentración mental imaginando nuestra presencia en una isla del mar caribe, visualizando las olas que van y vienen suavemente tocando una costa rodeada de cocoteros, hermosos árboles, esbeltas palmeras con un viento tenue y limpio.

Ese ambiente se graba en nuestra mente y se impregna su aire en nuestro interior. Si le sumamos música alegre de violín al inspirar y la flauta al expirar, se dilata los sentimientos de positivas imágenes portadoras de salud, tal fueran vibraciones de las notas del pentagrama musical
Muchos autores consideran la existencia de información en el aire, no solo por el olor condición en la cual hallamos un iris de características diversas, sino por cualidades de contenidos físicas y químicas. Según la cultura oriental nuestras células responden homeopáticamente ante los alimentos: si estos se consumen vivos, generan más vida, todo lo contrario si son cadavéricos, de manera que con el aire que respiramos ocurre el mismo proceso.
La homeopatía funciona de manera efectiva en la respiración humana si somos capaces de realizarla conscientemente y al propio tiempo desarrollarla como si saboreáramos con lentitud los alimentos visualizándola en un entorno natural, sin contaminantes. De manera negativa si se realiza todo lo contrario.
La respiración hay que vivirla, seguirla hasta los puntos más inverosímiles del cuerpo. Incluso si detenemos la respiración y tratamos de desentrañar sus movimientos nos percatamos que engrandece y tonifica el alma. Hay que tener en cuenta la filosofía asiática “lo suave vence a lo duro”. Una respiración, suave, lenta y profunda vence la más endemoniada enfermedad. Respirar con elegancia y gentileza garantiza la vida de unos y del todo.

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